Vagabundear
El más bello universo es sólo un montón de desperdicios reunidos al azar.
—Heráclito de Éfeso.
Lo abandonado: como presencia, como metáfora. Del cambio de sistema económico, del consumo, del Estado, del afecto. Caminar por la circunvalar en el sector de San Luis y contemplar objetos abandonados que yacen con cierta disposición, que narran detalles de la vida cotidiana. A la vera del camino botaderos informales donde las personas se deshacen de lo que no quieren conservar: neveras, estufas, televisores, ventiladores y máquinas de coser. Zapatos sin par, restos de peinillas, chancletas, pupitres, pitillos, sillas, bicicletas, frascos, maletas, cuadernos… Casas de madera, ellas también abandonadas, muestran su riqueza abriéndonos puertas y ventanas para ser fotografiadas, diseccionadas, inventariadas, mientras hacemos conjeturas de la vida y destino de sus antiguos moradores. Calidoscopios de pedacitos de plástico de todos los colores, azules, erosionados por el mar y la sal, lijados los bordes. Esqueletos de antiguos buses escolares, de carros de golf, tanques de óxido perfecto, escombros de una remodelación pasada. Una muñeca con pelo de musgo. Caminar jornadas extensas y extenuantes bajo el sol. Miles de fotografías.
Lo que sobra, se desecha y abandona, es un recordatorio de lo que somos como sociedad, de los valores comunes, las necesidades y posibilidades materiales de un tiempo específico, mostrándonos aristas del devenir histórico de los seres humanos que producen, usan y descartan objetos en el espacio.
(Fragmento de artículo “Magic Garden - EL Mapa Vacio”
MangleRojo.(2013). Magic Garden. En: Apuntes 26 (1) 138 - 149.
Revista Apuntes)