Cacharreando

Muchas veces, los makerspaces se nos evocan llenos de circuitos, leds e impresoras 3D donde confluyen individuos con camisetas divertidas. Y esto no es alejado de la realidad. Es la imagen que la Revista Make ha difundido e impulsado en el renacimiento de la cultura del Do It Yourself (DIY), el cual se puede definir en español como “Hazlo tu Mismo”.

El movimiento cultural del Hazlo tu Mismo ha tenido un fuerte asidero en los Estados Unidos, con antecedentes en revistas como Popular Mechanics —que también tuvo su versión en español como Mecánica Popular—. Sin embargo, la filosofía de ‘hacerlo uno mismo’ tiene una larga historia en muchas culturas, de hecho, desde una perspectiva antropológica podríamos decir que es una práctica inherente a nuestra evolución como humanos y humanas. Pero, aún va más profundo, ya que podemos verlo en el comportamiento de casi cualquier organismo vivo. Así, si tentamos la filosofía, el Hazlo tu Mismo es el proceder predominante en la evolución biológica.

El cacharreo

¡Pero, volvamos al terreno práctico! En lo que nos atañe como humanas y humanos podemos seguir el hilo del Hazlo tu Mismo hasta la idea del bricolaje, un concepto que se popularizó en Francia con la figura del Bricoleur —si, ahora en francés—.

Pero que nosotros lo podemos observar día a día en nuestros contextos latinoamericanos como el cacharreo que se encarna en toda aquella persona que desarma, arregla, recombina o reinventa con lo que tiene disponible a mano. Es decir, todos esos cacharreros y cacharreras a los que habitualmente hemos recurrido alguna vez para salir de algún lío con nuestros objetos caseros.

Lo cacharrero colinda algunas veces de forma borrosa con los oficios tradicionales a los que nos hemos acostumbrado en nuestros barrios: la costurera, el zapatero, el artesano o el técnico de celulares. Otras veces, es algún familiar que siempre nos salva de ese problema casero cuando se nos daña la lavadora, necesitamos reacondicionar una prenda de vestir o perdimos la señal del WiFi.

Podemos entonces decir que en Latinoamérica también existe el Hazlo tu Mismo, y que, aunque no ha recibido el reconocimiento mediático de lo Maker y lo DIY, sigue cada vez más vivo dado que se alimenta de la necesidad. Así, nuestro DIY lo llamaremos de acá en adelante “cacharrear”, el cual se basa en la recursividad, ‘echando mano a lo que se tiene’.

Este cacharrear puede ser una empresa comercial o no. Es decir, la cacharrera o el cacharrero puede establecer un precio monetario por sus servicios o no. Lo importante acá, es la relevancia que cacharrero o cacharrera adquiere para su comunidad o circulo social cercano. Es una ‘mano amiga’ que casi siempre encuentra la solución para los problemas tecnológicos cotidianos.