La arqueología visual nos permite acercarnos a la cultura material inquisitivamente y utilizar la imagen como indicio para reconstruir los procesos sociales de los que hace parte. Apelamos a la estética como medio para reconocer patrones culturales, aplicando la transducción (transformar un tipo de código o señal en otro) para la descripción indirecta de sistemas sociales que por su complejidad no son susceptibles de un análisis directo.

Esta idea de los artefactos como actores no humanos ha sido desarrollada en las propuestas de la sociología y antropología simétricas que plantean la ventaja de considerar el fenómeno social como una red sin costuras donde la naturaleza, los artefactos y los humanos comparten la misma calidad de actores (Michael, 2000).

Nuestra propuesta se basa en reconocer que las acciones de los seres humanos tienen manifestaciones materiales que expresan, de forma conciente o no, la ética de su contexto cultural y social. Con esto en mente, y retomando lo expuesto por Gregory Bateson acerca de la correspondencia entre ética y estética (Bateson 1979), analizamos los conjuntos visuales buscando recomponer puentes entre los objetos materiales fotografiados y sus contextos culturales subyacentes.

Por otra parte, la reflexión acerca del papel que la imagen cumple en la investigación antropológica nos lleva a plantear un proceso experimental explorando en un camino diferente al documental en video o a la colección fotográfica. Ensayamos una alternativa de trabajo desde, con y para la imagen evitando conscientemente su servidumbre a los discursos orales y escritos.